Paseo en Greenwood park [Priv. Zoe A. Beckett]

Me encontraba paseando por el famoso parque Greenwood, tenia que salir algunas veces de mi hogar para disfrutar del paisaje que mostraba la fauna del pueblo, caminaba entre los arboles, pastos y demas. me acerque a un banco para sentarme en el para observar las parejas, familias y mascotas caminando en el sitio, en verdad que el pueblo era muy calmado y maravilloso.

tenia un pequeño libro en mis manos, el cual lo abro para dirigirme a una pagina especifica donde estaba en blanco y las anteriores estaban escritas con plumilla, saque mi pluma y empece a escribir con mucha calma, ya que se me estaba ocurriendo una escena para mi historia y de ahí poco a poco sacaría mis ideas para empezar a sacar mi libro.

en esos escuchaba un llanto cerca de mi persona, deje de escribir en el libro por medio de mi pluma el cual pareciera que estaba poseída mientras que yo escribía, guardo la pluma y el libro en mi saco; y me saco para acercarme al sitio del llanto, al llegar observo una niña pequeña, le calculaba entre 4 a 5 año, me acerque mas hasta estar frente a frente y me agacho con una sonrisa -hola niñita por que lloras?- le preguntaba a la niña, la cual me decia que se habia raspado la rodilla y no sabia donde estaba su mama -esto si es un problema pero se animarte- le agarraba de la mano y la llevaba a un heladero, le compraba un helado, despues de unos minutos llegaba su mama para llevarsela y decirme "gracias" mientras se hiba, de cierta forma me hiso sentir algo triste por que recorde a mis padres cuando estaban vivos, solte un suspiro y me regrese al banco para seguir escribiendo pero por desgracia, mi inspiracion ya se habia esfumado.

Greenwood. En lo que llevaba de años aquí, no había llegado a entrar al parque. Sabía que existía, por supuesto. En otoño le gustaba pasar justo por delante para ver el paisaje otoñal que presentaba el parque: las hojas de los árboles, de un color amarillento, caían sin depender de ello. Despacio, disfrutando del viento, esperando su llegada al suelo repleto de hojas como aquellas. Una escena brillante que me encantaba desde pequeña. En estos momentos no podía disfrutar del parque en su forma otoñal porque era verano, pero si del color verde que ahora mismo adornaba.

Había decidido a dejarme hoy el pelo suelto -sin olvidar el lacito, esta vez de color azul eléctrico- y ponerme unos pantalones de pitillo del mismo color y una camiseta de skelanimals, uno de mis vicios igual que Hello Kitty. Me coloqué los cascos del iPod y me encaminé hacia el parque con la mirada perdida, escuchando Bring me the Horizon.
This disease is getting worse. I counted my blessings, now I'll count this curse. Sonaba mientras entré. Mi ida de cabeza se alejaba hacia el más allá. ¿Que pasaría si hubiera elegido ser cantante? Cantaba bien, sin negarlo, pero... quizá no lo suficiente -para mí- como para ser cantante. Aunque me hubiera gustado bastante serlo, y no acabar en la chocolatería -por mucho que quisiese su trabajo-. Aún así, era joven y podía disfrutar de la vida sin problemas -a excepción de los martes, los miércoles, los jueves y los domingos en los que tenía que trabajar-

Me subí en la fuente, bajé, subí a un banco, lo bajaba... Vamos, hacía tonterías como una niña pequeña. E incluso me atrevía a meter las converse en los charcos de agua que habían derramados por el suelo debido a la fuente y no me importaba. Pero esta acción no me la esperaba. Iba tan cerca de los bancos, que no me esperaba para nada que hubiese un chico sentado en uno de ellos, y mucho menos que tuviese los pies estirados, por lo cual choqué con sus pies y me fui al suelo.

-(genial, entre todas las cosas malas que me tenian que suceder, por que quedarme sin inspiracion)- pensaba estando un poco molesto, suspirando de forma cansada ya que no se me ocurria idea alguna, estire mis piernas como forma poniéndome el libro en mi rostro y subiendo el rostro mientras ponia mis brazos atras. hacia esa morisqueta para ver si me regresaba la inspiración, muchas veces regresaba de esa forma pero otras veces no, como en esta situación cuando siento que alguien se tropieza con mis pies, cuando me quito el libro de mi rostro para bajarlo, observo una chica rubia que se habia caido al suelo por culpa mia.

-¡oh dios mio! ¿te encuentras bien?- le decia preocupado levantandome de golpe, agachandome sujetando los brazos de la joven para ayudarla a levantarla, estaba muy apenado que por culpa mia se habia caído -realmente lo siento, no era mi intención que una dama se cayera fue mi error- trataba de disculparme ante la señorita mientras la ponia de pie y sacaba un pañuelo de mi bolsillo para dárselo -tenga- decia con mucha pena.