Haciendo ejercicio [Libre]

Aunque tengo fobia a los bosques oscuros porque me perdí en ella de pequeña, el bosque sigue siendo uno de mis lugares favoritos. Cogí el libro de historia y decidí leerla en el bosque, ya que, es uno de los lugares en el que una persona puede estudiar y leer en paz.

Cogí mi bicicleta y me dirigí hacia el bosque. Era una tarde perfecta, el viento soplaba con suavidad, las hojas de los arboles tapaba el sol, aunque hay pequeños rayos del sol que se escapaba entre hojas. Cuando hace tan buen tiempo, normalmente me da pereza de todo, aunque claro, tenia que estudiar para no suspender.

Me bajé de la bici y empecé a buscar un lugar en el que haya luz. Bostecé, me había entrado sueño, y eso que todavía no he empezado a estudiar. Seguramente, mis amigas estarán paseando por allí y me llamarán marginada cuando me vea. Que digan lo que quieran, a diferencia de ellos, yo apruebo y saco buena nota.

Fui hacia donde iba siempre cuando vengo al bosque, pero, para mi sorpresa, ya había una persona allí. Parecía una relajada, ya que tenia los ojos cerrados. Me giré para irme cuando chafé una rama, el ruido hizo que la chica abriera los ojos.

- Perdona señorita, no quería molestar - dije educadamente mientras cogía con fuerza el libro - ya me iba

Cuando me tumbé me quite la música y me quedé mirando hacia arriba, pero al de un rato cerré los ojos y poco a poco parecía que me iba quedando dormida, por lo que de vez en cuando volvía a abrir los ojos, pero no servía de nada, tenía sueño y allí no había remedio alguno para eso. Cuando creía que me estaba quedando completamente dormida oí un ruido, como hojas secas siendo pisadas o una rama que se rompe, que hizo que abriera los ojos. Me incorporé un poco mirando hacia el lugar de donde se escuchó aquel ruido. Vi a una chica rubia con un libro enorme en las manos que hizo ademan de marcharse, eso si, no sin antes llamarme señorita y tratarme de usted -Tranquila, no muerdo. Y... no me trates de usted, me hace sentir como una vieja octogenaria que vive sola con sus gatos y te grita cuando pasas por al lado de su casa -Me senté en el tronco para mirarla mejor, no me sonaba en absoluto -¿Eres de aquí? -Pregunté mirándola con curiosidad. No, definitivamente no la conocía.

Sonreí cuando bromeó, existe pocas personas con sentido de humor y amables. Tenia la esperanza de no haberla molestado, ya que resulta molesto para la mayor parte de personas estar relajado y de repente sale una chica de 16 años y te fastidia la tranquilidad.

- Si, soy de aquí - dije - y usted?
La verdad es que no sabia como llamarla. Nunca la vi por aquí, a lo mejor es que no me fijo en la gente que pasa y eso. Es culpa mía por no fijarme.

Y ella no me conoce porque... bueno... nadie se fija en una niña de 16 años normal y corriente, ya que no soy muy guapa ni muy lista. Seguramente que a parte de mis amigos del instituto, nadie me conoce.
- Siendo haberte molestado, si te molesto o algo me lo dices y me iré

Me quedé mirándola. Parecía una chica joven, unos dieciséis o diecisiete a lo sumo, tal vez sería por eso por lo que no me resultaba familiar, no andaría por las zonas por las que yo o la gente que conocía. No, parecía una chica más bien formal como para tener carnet falso y esas cosas. -No, bueno, no del todo. Vine hará casi dos años -Le contesté con amabilidad. Respiré hondo cuando vino una pequeña brisa. -Pero... no me suenas. Supongo que no nos movemos por los mismo lugares -Era lo más lógico; el lugar no era demasiado grande como para no llegar a conocer a la gente, o al menos a la mayoría, en dos años. Se la veía una chica tímida y nerviosa, o preocupada. -Tranquila, no me has molestado. Solo estaba descansando, y de hecho soy yo quien debería irse si no quiero llegar tarde... otra vez -Dije con un toque de humor. Me levanté del tronco y cogí el Iphod y la botella de agua -Hasta otra -Le hice un gesto con la mano para despedirme y comencé a correr más o menos despacio, al fin y al cabo no era una carrera y no tenía ganas de correr en serio ahora.

- De donde eres? - pregunté llena de curiosidad - No es por nada, simplemente, para saberlo
Vale, soy curiosa, me gusta enterarme de todo. Cerré los ojos cuando vino una brisa suave y cálida. Me quedaría dormida si no tendría que estudiar. Abrí otra vez los ojos cuando me habló.

- Normalmente estoy en casa. Yo soy una de esas chicas que van por la calle con las amigas escuchando música y hablando en los fines de semana- sonreí - supongo que usted estaría en casa o en el trabajo.

- Adiós - dije despidiéndome de ella con la mano mientras que ella desaparecía por el bosque corriendo.
Y ahora que lo pienso, quien es ella? ni siquiera se su nombre. Me senté en donde se sentó ella y empecé a estudiar.
- Animo Nathy! que tu nunca suspendes - se que parece una tonteria, pero animé a mi misma