Historia del Rol
{ Tenebris Transilvania }
Según las tradiciones de los vampiros, transmitidas principalmente por vía oral y recogidas en el Libro de Nod, el primer vampiro de todos fue Caín, hijo de Adán y Eva, y hermano de Abel, el primer asesino de la historia. Caín mató a su hermano Abel, y debido a ello fue tres veces maldito por el creador. Maldito a vagar permanentemente por el mundo, condenado a no volver a exponerse a la luz del sol. Maldito a no morir nunca, con lo que su agonía y su dolor se convertirían en eternos. Y aún fue maldito una tercera vez, y ésta fue la peor maldición, ya que fue condenado a alimentarse de la sangre de otros humanos; sangre fue su pecado, y sangre sería su castigo.
Caín vago por la Tierra, alejado de los suyos, pero en su soledad encontró a Lilith, quién había sido la primera mujer de su padre Adán antes de ser desterrada del paraíso por desobediencia. Lilith se había convertido en una poderosa bruja, ya que los antiguos genios paganos de la naturaleza le había entregado los dones de la misma a pesar de haber sido repudiada por el creador. Lilith convenció a Caín de que su soledad no tenía por qué ser tal si creaba más seres como él. Al principio se negó pero la eternidad puede ser demasiado larga si no es compartida, por lo que Caín comenzó a entregar su don oscuro y a convertir en vampiros a seres humanos que demostraban tener algún tipo de cualidad que él pudiese preciar.
Durante siglos, los descendientes de Lilith y los creados por Caín y sus vástagos convivieron en armonía a pesar de que éstos habían desaparecido en el tiempo. Vampiros y brujas se respetaban y temían hasta el punto de ser capaces de mantener una paz algo forzada, pero paz al fin y al cabo. Pero los humanos, los débiles seres de los cuales se alimentaban los vampiros, comenzaron a tomar fuerza y a descubrir formas de defenderse de los hijos de la noche.
Descubrieron que si bien el ajo no causaba molestia alguna a los vástagos de Caín tal y como afirmaban las tradiciones, sí había algo de cierto en las antiguas creencias. El agua bendita quemaba la piel de los vampiros y los debilitaba igual que la luz del sol. Las cruces también eran efectivas contra ellos, si bien no les causaban daño físico, sí que creaban una especie de muro transparente entre el vampiro y el humano que la empuñaba. Pero para que las cruces fuesen efectivas aquél que las empuñaba debía creer firmemente en que Dios estaba de su parte y en el poder protector de la Santa Cruz. Además descubrieron que sólo había dos formas de matar definitivamente a un vampiro: Clavando una estaca de madera en su corazón y cortándole posteriormente la cabeza o exponiéndolo al sol y esparciendo después sus cenizas.
Pero sólo unos pocos humanos fueron lo bastante valientes para enfrentarse a los hijos de la noche, y su valor y entrega fueron tan celebrados que la gente comenzó a llamarlos “Los Cazadores”. Si bien eran simples mortales que normalmente no habrían tenido ninguna opción ante los vástagos de Caín, su entrenamiento y conocimientos sobre los inmortales les conferían una gran ventaja.
Las guerras entre Cazadores y Vampiros han sido tan encarnizadas durante siglos que desestabilizaban la neutralidad natural del mundo… Y era entonces cuando las brujas y los hechiceros entraban en escena, castigando indiscriminadamente a cualquiera de los dos grupos, según lo mereciesen.
Los tres grupos, -Vampiros, Cazadores y Brujas- se acabaron organizando como monarquías independientes en un mismo territorio aunque, obviamente, aquellos reyes que nunca cambiaban eran los vampiros. Y a pesar de las cazas de vampiros por parte de los brujos cuando los primeros desequilibraban el orden natural de las cosas, ambas realezas mantenían una relación cordial… Hasta que ocurrió “La Desgracia”.
Gheorghe Balanescu, el mayor de los príncipes vampíricos, se enamoró de Nancia Petrescu, la hija más hermosa de los reyes de los brujos. Su amor no estaba prohibido, al menos no a ojos de los inmortales, pero Nancia rechazó el afecto de Gheorghe, pues estaba destinada a casarse con su propio hermano para así asegurar los dones de la siguiente generación de la familia real. Gheorghe, en su desesperación, perdió totalmente la razón y comenzó a matar de las formas más viles y sangrientas posibles a cualquier brujo que se cruzase en su camino… incluida Nancia.
Los brujos se levantaron contra los vampiros exigiendo venganza por la muerte de Nancia y sus demás compañeros, por lo que los reyes vampíricos, a pesar de amar a Gheorghe con todo su corazón, tuvieron que castigarle a él y a los que le habían ayudado… con la Muerte Verdadera. La ejecución de los vampiros, incluido el príncipe Gheorghe, fue llevada a cabo ante las dos casas reales. Los vampiros fueron expuestos al sol y sus cenizas repartidas para que no pudiesen regresar nunca. Y la realeza vampírica aun recuerda los gritos agónicos de su hijo, de su hermano…
Desde entonces los brujos, a pesar de haberse cobrado su venganza, no confían en los vampiros y los vampiros sienten un rechazo casi visceral por los brujos. La alianza de los primeros con los cazadores se fue haciendo más fuerte con el paso de los siglos y, si bien hay brujos que aun creen en que su deber es ser neutrales, el rechazo hacia los vástagos de Caín resulta más que evidente.
En la actualidad las tres monarquías tienen como residencia permanente Transilvania. Los vampiros gobiernan Braşov, los brujos dominan Sibiu y los cazadores administran el flujo sobrenatural de Cluj-Napoca, la capital. Y, quizás precisamente por hallarse tan cerca las unas de las otras, los enfrentamientos con continuos, pero parece que lo peor está por llegar…
Velkan Balanescu, el hijo mayor –segundo si se cuenta con Gheorghe- de los reyes vampíricos, se ha enamorado de Svetlana Petrescu, la hija menor de los actuales reyes de los brujos, quién está prometida en matrimonio a su propio hermano.
¿“La Desgracia” se repetirá?