Una noche más [Sam]

Llegué al club algo antes de abrir, como todas o casi todas las noches. Por suerte para mi no tenía que hacer tanto antes de abrir como los streapers que tenían que ponerse sus estupendos modelitos y todo ese rollo... un aburrimiento. Dejé mi bolso y la chaqueta en la parte de atrás y volví al bar. Comencé a bajar las sillas de las mesas con otros empleados y a organizar todo aquello un poco. El local era bastante grande, lleno de luces, mesas y un escenario. La barra era larga y amplia; mejor para los días de mucho trabajo, aquello se llenaba y no entraba un alfiler. Al principio costaba coger el ritmo, a los compañeros, los clientes, el jefe... pero una vez que te acostumbrabas no estaba mal, era un buen sitio para trabajar, además no se cobraba nada mal, la gente solía ser generosa con las propinas de hecho.
Una vez que se abrieron las puertas entraron un par de grupos pequeños, pero no gran cosa. Serví a algunos sus copas, pero no había mucho movimiento, así que me dedicaba a ir de un lado para otro, viendo el show, cantando y tomándome mis copas

Al de un rato de dar vueltas por todas partes me senté en la barra del bar donde había un grupo de chavales de entre veinte y veinticinco años aproximadamente. Estuve un buen rato hablando con ellos y divirtiéndome. Cada vez que les servía una copa a ellos me servía yo una, podríamos decir que me invitaban, ya que cuando me senté con ellos eso fue lo que dijeron, así que yo dicho y hecho; de todas formas en el estado en el que estaban no se daban cuenta ni del dinero que me daban, ni de lo que decían ni de lo que bebían. Seguí con ellos hasta que me fije en que un cliente había entrado. Era un tipo alto, moreno y de ojos negros. Ya estuvo aquí una vez, no recordaba su nombre, pero si su cara. Me acerqué cuando hizo un gesto para que le atendiera llevándome el gorro de uno de los chicos con los que estaba hablando hasta ese instante. -Tu dirás moreno -Me quedé frente a él sonriéndole y esperando atenta a su pedido. Podría estar en mi mundo o ir borracha o lo que fuera, pero nunca confundía el pedido de un cliente.