A Jake se le escapó un suspiro, no lograba entender nada de lo que pasaba... ¿Lo estaba haciendo Beth a propósito? No entendía como Beth era incapaz de comprender todavía lo que sentía por ella... creía haberlo dejado todo bien claro, pero parecía que no lo había hecho, pero a Jake no le molestaba explicárselo mejor, con palabras, caricias, besos, canciones... Lo que Beth necesitase para comprender lo que sentía... lo que Jake sentía por Beth no se podían explicar con palabras... era necesario algo más, aunque a Jake le costaba decidirse si dárselo... tal vez fuera demasiado pronto para ello pero... tal vez si esperaba un minuto más fuera demasiado tarde... ¿Qué era lo que debía hacer? Jake cerró los ojos lentamente, tratando de escuchar a su corazón, y su corazón le habló, le dijo lo que debía de hacer y... aunque tal vez fuera demasiado pronto... aunque tal vez fuera demasiado brusco... debía obedecer a su corazón.
Jake se acercó un poco a Elisabeth y juntó sus labios, dándole un beso, un beso por el que liberaba toda su pasión, no sabía cuál iba a ser el resultado de aquello, pero en ese momento no le importa, Jake abrió los ojos buscando la mirada de sus preciosos ojos, Jake no pensaba cortar aquel beso, duraría hasta que Beth quisiera, eso podría ser poco... o podría ser mucho, Jake esperaba que mucho, pero creía saber que eso era tan solo un sueño y que pronto despertaría de él por un manotazo en su cara... la mano de Beth le daría en su cara con todas sus fuerzas, acusándole por su atrevimiento... Jake sabía que ese momento llegaría, aunque en su interior deseaba que ese momento durara eternamente.
Jake se sorprendió al comprobar que lo que él creía que estaba claro que iba a llegar no llegaba... puede que tan solo estuviera tardando un poco más en llegar de lo que Jake había pensado, pero con cada segundo, con cada tic del reloj de su muñeca izquierda, le parecía más probable la idea de que ese beso fuera eterno, de que ese beso fuera tan solo el primero de muchos otros... pero de momento aún estaba la otra probabilidad, aunque cada vez parecía más y más lejana, tic tac hacía el reloj, boom boom, hacía su corazón, pero este último latía a una velocidad exagerada, disfrutando cada momento, cada tic del reloj, cada segundo de ese especial momento que estaba viviendo junto con la mujer con la que esperaba pasar el resto de sus días.